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  V. Algunos versos


6) ... die Sonne tönt nach alter Weise ...

RAPHAEL:   RAFAEL:
Die Sonne tönt, nach alter Weise,
In Brudersphären Wettgesang,
Und ihre vorgeschriebne Reise
Vollendet sie mit Donnergang.
Ihr Anblick gibt den Engeln Stärke,
Wenn keiner Sie ergründen mag;
die unbegreiflich hohen Werke
Sind herrlich wie am ersten Tag.
El Sol templa, a la antigua usanza,
el duelo de canto de las esferas hermanadas
y culmina con un rayo su prescrito viaje.
Su luz da fuerza a los ángeles,
aunque ninguno puede dar razón de él.
Las nobles y sublimes obras
está tan espléndidas
como el primer día.

El Fausto puede verse como un drama psicológico que describe la confusión del espíritu humano. El prólogo en el cielo puede verse como el contrapunto a este mundo caótico que presenta el hombre. El universo es una estructura estable, eterno, calculable. Dentro de este orden eterno y fijo se mueve el pequeño hombre. Viéndolo así el va y ven de la humanidad es insignificante y no va a modificar de ninguna manera el eterno orden. Más tarde Mefistófeles se quejara del hecho que no puede hacer ningún daño a este estructura estable. Lo que sí puede es molestar un poco, pero sabe muy bien que en el fondo no puede hacer nada contra el orden divino.

MEPHISTOPHELES: MEFISTÓFELES:
Und freilich ist nicht viel damit getan.
Was sich dem Nichts entgegenstellt,
Das Etwas, diese plumpe Welt
So viel als ich schon unternommen
Ich wußte nicht ihr beizukommen
Mit Wellen, Stürmen, Schütteln, Brand-
Geruhig bleibt am Ende Meer und Land!
Und dem verdammten Zeug, der Tier- und Menschenbrut,
Dem ist nun gar nichts anzuhaben:
Wie viele hab ich schon begraben!
Und immer zirkuliert ein neues, frisches Blut.
So geht es fort, man möchte rasend werden!
Der Luft, dem Wasser wie der Erden
Entwinden tausend Keime sich,
Im Trocknen, Feuchten, Warmen, Kalten!
Hätt ich mir nicht die Flamme vorbehalten,
Ich hätte nichts Aparts für mich.
Y cierto es que no he conseguido mucho con ello.
Por más que me he empeñado,
no he conseguido destruir
lo que se enfrenta a la Nada,
el Algo, este mundo tan tosco.
A pesar de las olas, las tormentas,
los terremotos y los incendios,
al final se quedan en paz el mar y la tierra.
Y a ese maldito engendro de vida humana y animal tampoco
hay por dónde cogerlo. ¡A cuántos he enterrado ya!
Y sin em­bargo, la sangre vuelve a fluir, nueva y fresca;
y así continúa todo. Es como para volverse loco.
En el aire, en el agua y en la tierra germinan miles de semillas,
ya sea el medio seco, húmedo, caliente o frío.
Si no me hubiera re­servado el fuego, no tendría nada para mí.




El hecho de que el universo sigue tal como está aunque nosotros estemos infelices no es desde luego un real consuelo.
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